A pocos días de haber sufrido una irreparable pérdida, un familiar de la víctima ha decidido compartir su experiencia en C.U, donde su compañera ingresó el 29 de julio con síntomas alarmantes. Según el relato, la paciente llegó a la terapia intensiva experimentando dolor en el pecho y desvanecimiento, pero fue trasladada a una habitación común tras varias horas, bajo la premisa de que no requería cuidados intensivos.
A medida que avanzaba la jornada, la familia expresó su preocupación al personal médico, quienes aseguraron que la paciente solo atravesaba una crisis de pánico. A pesar de la insistencia familiar, estuvo a punto de recibir el alta, pero finalmente se optó por dejarla en observación.
El desenlace fue trágico. Una de las hijas, al encontrarse sola con su madre, pidió ayuda desesperadamente, pero el auxilio médico tardó en llegar. Cuando finalmente lo hizo, ya era demasiado tarde para salvarla.
El familiar, en un emotivo comunicado, lamenta la atención médica y humana que recibió su compañera y enfatiza la necesidad de que esta situación no se convierta en un caso más. «Es fundamental que tengamos profesionales más eficientes, comprometidos y, sobre todo, más humanos», afirma.
La familia se enfrenta a un dolor inmenso y plantea una pregunta crucial: «¿Después de todo lo narrado, será lo más importante un lógico, entendible y lamentable desborde emocional?»
