Se trata de un acontecimiento de enorme prestigio dentro del atletismo mundial, reservado a los amantes del running y considerado un verdadero sueño para la comunidad atlética. Este año, además, la carrera celebra sus 100 años de historia, lo que la convierte en una edición única e irrepetible. Durante todo diciembre, la ciudad brasileña fue escenario de conferencias, exposiciones, shows y actividades especiales vinculadas a los festejos.
La inscripción para esta edición fue particularmente compleja: más de 300.000 personas colapsaron los servidores oficiales en una caótica “cola virtual”, lo que obligó a la organización a realizar dos sorteos de 2.500 cupos cada uno para completar el número de participantes.
Si bien Godoy llevó adelante una extensa preparación, no logró validar los tiempos requeridos en competencias oficiales fiscalizadas por organismos reconocidos por World Athletics, una dificultad habitual en Argentina debido a la escasez de carreras de calle controladas. Por este motivo, largará desde el pelotón general y no en el sector preferencial o de elite, reservado para atletas con marcas extremadamente exigentes.
Una carrera legendaria
La Corrida Internacional de São Silvestre se corre de manera ininterrumpida desde 1925, con la única excepción del período de pandemia, y es considerada una de las competencias más antiguas del mundo junto al Maratón de Boston. Creada por el periodista brasileño Cásper Líbero, es organizada históricamente por el diario Gazeta Esportiva.
La prueba se disputa cada 31 de diciembre, siguiendo el santoral católico, y tiene como epicentro a la emblemática Avenida Paulista, donde se espera la participación de alrededor de 55.000 corredores de todo el mundo. Aunque su fama suele generar confusión, la distancia nunca superó los 15 kilómetros, lo que permite un gran caudal de participantes y mantiene su carácter popular.
Por la San Silvestre pasaron figuras legendarias del atletismo mundial como Emil Zátopek, Frank Shorter, Paul Tergat, Rosa Mota y Brigid Kosgei, entre otros. El argentino Osvaldo Suárez fue tricampeón entre 1958 y 1960. En las últimas décadas, el dominio africano se volvió predominante, como ocurre en muchas pruebas internacionales.
Más allá del alto nivel competitivo, la San Silvestre conserva su esencia: una carrera popular, festiva y exigente, donde miles de personas eligen despedir el año corriendo. Debido al calor y la humedad característicos de San Pablo en esta época, el recorrido contará con cinco puestos de hidratación, garantizando la seguridad de los participantes.
