La postal que los prestadores turísticos querían evitar para este verano, sigue siendo una realidad: decenas de autos chocados, secuestrados y abandonados se amontonan en el acceso sur a Gualeguaychú, sobre la ruta nacional 14.
La problemática que toca lo turístico, pero también lo ecológico, se arrastra desde hace años y aún no ha encontrado solución efectiva a pesar de los anuncios oficiales y las resoluciones legislativas.
En octubre de este año, el Concejo Deliberante aprobó la Resolución N° 36/2025, impulsada por los ediles Micaela Rodríguez y Maximiliano Lesik (UCR), que instaba al Ejecutivo Municipal a conformar una mesa intersectorial junto a la Policía de Entre Ríos y el Poder Judicial para definir el destino de los vehículos retenidos.
«Es una problemática que lleva años y genera contaminación visual, riesgos ambientales por pérdidas de combustibles y aceites, y un peligro para quienes circulan por la zona», había explicado la concejal Rodríguez.
Meses antes, en septiembre, el subdirector de Turismo del Municipio, Fernando Zubillaga, había anunciado con optimismo que «entre 80 y 90 vehículos» serían trasladados hacia un predio en el kilómetro 171,5 de la Ruta 14, en jurisdicción del departamento Colón.
El exfuncionario aseguró entonces que el intendente Mauricio Davico había tomado «la decisión de avanzar a ritmo sostenido para que realmente se vea el cambio antes del verano».
Sin embargo, los plazos no se cumplieron. Si bien algunos vehículos fueron efectivamente derivados al predio de Colón, la mayoría permanece en el lugar. Los intentos por removerlos quedaron estancados desde octubre pasado y el tema sigue sin resolución concreta.
La problemática afecta dos sectores diferenciados: los autos abandonados a la vera de la Ruta 14, bajo jurisdicción provincial, y los que se encuentran dentro del predio de la Comisaría Séptima, en el ejido municipal, que presentan situaciones jurídicas más complejas por estar involucrados en causas ordinarias o federales.
Entre las alternativas que se ponen sobre la mesa aparece la posibilidad de que algunos autos puedan ser recuperados y entregados a instituciones locales que los necesiten, o bien establecer un mecanismo de desguace periódico que evite la proliferación de focos de contaminación y la degradación ambiental que ya comienza a ser visible.
La postal de los autos oxidados es señalada como “la peor carta de presentación para el turismo” y puso en alerta a los prestadores que muestran inquietud por el impacto negativo que la imagen provoca tanto en la llegada de visitantes como en la salud de los vecinos.
Ahora, con la temporada alta en marcha, la imagen del principal acceso a la ciudad continúa deteriorada. Vecinos, ambientalistas y el sector turístico mantienen sus reclamos ante una solución que, una vez más, quedó en promesas incumplidas. (R2820)











