Recientemente inscripta en el INASE, por el INTA y la Asociación Civil Ciencia Sativa, la primera variedad de cannabis medicinal de la Argentina es una realidad. Cannawine INTA-ACCS es un cultivar que contiene altos niveles de cannabidiol (CBD) y bajos de tetrahidrocannabinol (THC), características ideales para el tratamiento de la epilepsia refractaria, especialmente en niños.
Este desarrollo surge en le marco del proyecto de Producción de Cannabis sativa con fines terapéuticos, científicos, de investigación y desarrollo en Patagonia Norte que es impulsado por el Centro Regional Patagonia Norte del INTA y la Asociación Civil Ciencia con el objetivo de desarrollar toda la cadena productiva de cannabis en la región.
De acuerdo con Ariel Mazzoni, investigador del INTA Bariloche –Río Negro–, Cannawine INTA-ACCS se distingue “por su composición de cannabinoides, siendo alto en cannabidiol (CBD) y bajo en tetrahidrocannabinol (THC)”.
En esta línea, Santiago Juárez –biólogo de Ciencia Sativa– expresó que es la primera variedad que se logra desarrollar con ese perfil de cannabinoides y que, además, conserva un buen desarrollo estructural.
“Al ser un cultivar con menos del 1 % de THC, puede ser considerada como una IFA no psicoactiva, por lo cual su comercialización no tiene las restricciones que tiene el material psicoactivo” destacó Juárez y agregó que, por sus propiedades medicinales, “es una planta utilizada para el tratamiento de epilepsia refractaria especialmente en niños, ya que contiene altos niveles de CBD y bajos de THC.
Cannawine INTA-ACCS “es una variedad de propagación clonal que responde bien al cultivo en contenedor y con sustrato en las condiciones ambientales de la Patagonia Norte”, indicó Mazzoni.
En este sentido, Juárez detalló que “la variedad fue desarrollada para el cultivo en el exterior en la Patagonia Norte, donde sus características agronómicas se desarrollan al máximo”.
Es una planta con un periodo de floración de alrededor de 65 días y su época de cosecha es a principios de abril. “Genera inflorescencias robustas y bastante compactas, con foliolos siempre verdes, que no presentan pigmentación antocianica en ningún momento de su ciclo de vida. Es una planta que crece moderadamente en floración”, agregó Juárez.
El período de cultivo bajo invernadero fue desde mediados de diciembre hasta principios de abril. “Si bien la densidad del cultivo fue baja y el tamaño final de planta reducida, se obtuvo una productividad mayor a la esperada, además, estas condiciones generaron un ambiente adecuado para evaluar la expresión de la estructura de planta y el desarrollo floral”, expresó el biólogo de Ciencia Sativa quien adelantó que, en la próxima campaña, se prevé evaluar nuevamente el rendimiento mediante ensayos comparativos que consideren diferentes condiciones agronómicas, tamaños de contenedor y fechas de trasplante que permitan extender el periodo vegetativo, buscando ajustar el manejo y generar mayor tamaño final por planta y mayor productividad.