DESATAR EL LAZO
*Por Juan Martín Garay
Hay una verdad incómoda que hace tiempo circula sin decirse del todo: gran parte de lo
que nos pasa como provincia tiene que ver con una forma de mirar la Argentina que nos
relega. No es nuevo. Entre Ríos, como muchas otras provincias productoras, queda
demasiado lejos de la mesa donde se decide lo importante. Muy a pesar de nuestra
historia e importancia en la organización de la Nación. Y eso tiene un costo real en
nuestras vidas: menos obras, menos inversiones estratégicas, menos atención a nuestras
prioridades y más dependencia de decisiones ajenas.
Ese lazo que nos ata no es solo económico. Es simbólico, cultural, político y social. Un lazo
que nos impone agendas ajenas, que define prioridades desde despachos lejanos, que nos
obliga a hablar en lenguajes importados y a justificar lo obvio: que tenemos derecho a
crecer desde nuestra propia identidad, desde nuestro propio suelo. Es también un lazo que
nos acostumbra al segundo plano, a la postergación, a mirar hacia arriba esperando
soluciones que deberían nacer desde abajo.
Desatar ese lazo no es una consigna. Es una necesidad. Una decisión colectiva que
interpela a todas las fuerzas políticas y sociales. Porque Entre Ríos no puede seguir
esperando que la agenda del AMBA marque su pulso. El federalismo no se mendiga: se
construye con poder territorial, con organización, con comunidad activa. Y si no lo hacemos
desde acá, desde nuestras ciudades, nuestras aldeas y nuestras colonias, nadie lo va a
hacer por nosotros. Es hora de dejar de ser espectadores de una Argentina ajena y
empezar a protagonizar nuestro propio desarrollo.
Una provincia conducida desde el centro
La paradoja es que hoy, Entre Ríos, está gobernada por alguien que responde a la lógica
de lo que José Luis Romero definió como la cabeza de Goliat: esa estructura centralista
que piensa el país desde Buenos Aires, que reduce al resto a meras periferias
subordinadas a los intereses del centro. Una mirada que ve al país como una capital con
extensiones, en lugar de como un entramado diverso y federal.
No se trata simplemente de un cambio de domicilio, sino de sensibilidad, de conocimiento y
comprensión del territorio y sus necesidades. Se es respetuoso de la voluntad popular en
el ejercicio del derecho cívico en las elecciones. Pero no se puede gobernar Entre Ríos
desde la mentalidad “porteña” ni con la lógica del Excel. Esta provincia se gobierna con
ambos pies en la tierra, dentro de los límites geográficos y políticos de la misma, no fuera
de ellos, escuchando a todos de manera sincera. A todos los que hacen a la entrerrianía
de una u otra forma.
Un modelo que nos incluya
Entre Ríos tiene con qué: producción agroindustrial, universidades públicas y privadas,
escuelas técnicas, redes cooperativas, cultura popular, entramados comunitarios vivos,
entre tantas otras expresiones. Tenemos historia, identidad y recursos en los que trabajar.
Lo que falta es dejar de copiar recetas que no nos contemplan y empezar a confiar en lo
nuestro. Recuperar autoestima política, planificar desde adentro, pensarnos sin tutelas.
Un verdadero modelo entrerriano implica discutir presupuestos desde el pie, planificar con
participación real, dejar atrás el constante marketing electoral y volver a hacer política con
la gente. No en estudios televisivos ni en redes que sólo capturan lo efímero. Ser genuinamente entrerriano implica gobernar con el oído puesto en el suelo, y con la mirada
en el futuro colectivo.
El horizonte: 2027
Pensar el 2025 para llegar al 2027 no se reduce a una arquitectura electoral. Es la
posibilidad de construir una etapa distinta. No alcanza con cambiar nombres: hay que
cambiar de lógica. Escuchar el interior del interior. Gobernar desde la realidad, no desde
relatos. Priorizar lo que pasa en el territorio, no lo que dictan los titulares de los grandes
medios. Porque lo que está en juego no es un resultado electoral, sino la capacidad misma
de Entre Ríos de decidir su destino.
Cuando hablamos de desatar el lazo, hablamos de liberar a Entre Ríos de un molde ajeno,
de volver a escribir nuestra agenda con nuestras palabras, nuestras urgencias, nuestras
posibilidades. De dejar de pedir permiso. De volver a poner a Entre Ríos en el centro de su
propio destino. No para aislarnos, sino para ser parte del país desde un lugar digno, con
voz propia.
Porque no hay Argentina posible sin provincias vivas. Y no hay provincias vivas si no se
animan a pensarse a sí mismas. El desafío está planteado. No es sencillo, pero es urgente.
Y empieza por decir, con claridad y sin miedo: la agenda entrerriana la escribimos
nosotros. Con nuestras voces. Con nuestra historia. Con nuestra gente.
(*) Abogado. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente del Bloque Concejales PJ 2023-2027. Apoderado del Consejo Departamental PJ Uruguay. Congresal Provincial PJ ER. Secretario de Gobierno 2019-2023. Concejal 2015-2019. Presidente del Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.











