El vecino que en los últimos días fue víctima del robo de su identidad. Alguien hackeó su cuenta de Instagram para hacerse pasar por él e intentar estafar a sus contactos. Como pudo, trató de alertarlos sobre la maniobra, aunque uno de ellos no pudo evitar caer en la trampa.
La secuencia comenzó el viernes cuando a través de su correo la red social le avisó que le habían cambiado la contraseña a su cuenta. Cuando intentó entrar ya no pudo hacerlo. De inmediato empezó a difundir lo que le había pasado. El esfuerzo no fue suficiente y uno de sus contactos terminó estafado.
La operatoria es bastante conocida, de hecho los principales medios de comunicación ya dieron cuenta de ella. Funciona así: tras hackear una cuenta, los estafadores empiezan a hablar con los contactos. Les hablan con familiaridad, se hacen pasar por la persona a la que le robaron la cuenta. El segundo paso es decirles que cambiaron el número de celular y que agenden el nuevo. Una vez direccionada la charla hacia ese WhatsApp (que encima tiene una foto de perfil de la víctima), van al grano: cuentan que quieren desprenderse de una cantidad de dólares y los ofrecen a un precio ventajoso, por debajo de lo que se paga en el mercado paralelo. Si del otro lado hay interés y se pacta la operación, el siguiente paso es que los estafadores pidan una transferencia bancaria, para ganar tiempo. ¿Y los dólares? “Después nos encontramos y te los entrego”, mienten desde la cuenta usurpada. Si la transferencia se concreta, se pierde todo contacto.
Lo que siguió para el vecino fue primero, tratar de avisar a la mayor cantidad de contactos de la maniobra; y segundo, empezar un trabajoso proceso de denuncia ante Instagram, que recién hoy derivó en blanqueo de su cuenta.