Hace algunas semanas, al cumplir la mayoría de edad, que Sheila se animó a contar el calvario que vive desde sus 11 años, con su historia salieron a la luz años de violencia y complicidad familiar.
La joven radicó las denuncias correspondientes y luego salió a los medios de comunicación para que su caso tome relevancia, asegura que hasta el momento nadie la ayudó y sufre amenazas por parte des sus familiares involucrados. Entre ellos su mamá.
Hoy se encuentra viviendo con su hermana quien le da asilo, y gracias a que contó su caso, sus sobrinos también pudieron relatar el calvario que viven por parte de su abuelo, es decir, el papá de Sheila, y sus tíos.
Violaciones reiteradas, aborto, trata de personas y violencia física
Esta historia de horror familiar viene de larga data, las hermanas de Sheila, muchas de ellas menores aun, también sufrieron lo mismo.
A los 11 años, una de sus hermanas fue vendida por su propio padre a un hombre de Gualeguaychú quien le pagaba para abusarla. A sus 22 años pudo escapar de ese calvario y volver a Concepción del Uruguay. Su historia fue siempre conocida y apañada por su familia.
Cuando Sheila tenía 13 años, quedó embarazada de su propio padre y fue su madre quien la llevó a practicarse un aborto. Todos en la familia sabían lo que sucedía, su padre, sus hermanos y sus tíos la abusaban constantemente, incluso le pagaban para comprar su silencio.
Denuncias, restricciones y botón antipánico
Desde que la joven se animó a hablar y su hermana la acompaña en este proceso, han hecho las denuncias correspondientes. Primero ante la Comisaría de la Mujer y el Menor, y luego en el Juzgado de Familia. Hoy la causa está en manos de la Fiscal María José Labalta.
Lo único que consiguieron hasta el momento fue una medida de restricción de acercamiento de los agresores hacia Sheila y su familia, pero viven todos en el mismo Barrio, el Ex Circuito Mena.
Asimismo su hermana solicitó un botón antipánico, que hasta el momento no fue otorgado, ya que han recibido múltiples amenazas.
Aseguran que un auto de color gris, y uno de color negro, se acercaron hacia su domicilio y las amenazaron de muerte si seguían hablando o si avanzaban en la investigación. Esto les da la certeza de que están siendo apañados y protegidos por más personas que desconocen.
Según pudo saberse, la causa está en proceso de recolectar las pruebas suficientes para poder avanzar con la investigación y llegar al final de tantos años de abuso y violencia.