Como cada año, la Banda Militar – dirigida por el Teniente Primero Sebastián Romero – se presentó en la explanada del Centro Cívico, para interpretar junto al pueblo la Canción Patria que nos identifica en cada acontecimiento, no solo en suelo argentino, sino también en territorios extranjeros.
A las once en punto de la mañana, el público que transitaba por el epicentro de Concepción del Uruguay, se detuvo frente a la explanada del Centro Cívico para cantar a viva voz, el Himno Nacional Argentino.
Qué mejor lugar que cantarlo en el casco histórico, frente a un Lugar Histórico Nacional como la Plaza Ramírez, donde se dio comienzo al proceso de organización nacional que culminó con la sanción de la Constitución Nacional, el primero de mayo de 1853.
Allí participaron estudiantes de distintos establecimientos educativos y desde nivel inicial, hasta el secundario. Estudiantes del Instituto Bilingüe República de Italia, se lucieron ante los presentes interpretando el Himno en Lenguas de Señas.
Y todo terminó con un fuerte ¡Viva la Patria! como lo ameritaba la situación.
La historia del Himno
Después del 25 de mayo de 1810, la Primera Junta propuso la composición de una marcha que reflejase el efervescente espíritu patriótico, de un nuevo pueblo que se levantaba en busca de un futuro prometedor en el que la libertad, la independencia, eran palabras que emocionaron a cada ser de este territorio.
Un himno significauna composición poética de tono solemne que generalmente se compone como pieza musical de modo de ser entonada por una comunidad.
Pasaron algunos años, hasta que el 11 de mayo de 1813 la Asamblea del año XIII sancionó como “Himno” a la marcha patriótica cuya letra compuso Vicente López y Planes quien cedió a su Patria estas estrofas sin aceptar ningún tipo de remuneración, mientras que la música fue creada por el catalán Blas Parera.
La canción patria fue interpretada inicialmente en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson y fue ella quien entonó los primeros acordes de la canción que hoy entonamos con fervor.
Mariquita Sánchez llenó muchas páginas de la pequeña historia y se convirtió en símbolo de la mujer argentina del pasado por la brillantez de su desempeño y la franqueza de sus actitudes.
El “Oíd mortales” propugnaba la lucha contra el Imperio español, mientras que en momentos de su composición, la bandera granate y oro aún flameaba sobre el fuerte de Buenos Aires, y así lo haría en los siguientes años.
Si bien hoy se evoca a Vicente López y Planes y a Blas Parera, la historia de nuestro Himno no estaría completa sin hablar de Juan Pedro Esnaola, porque las partituras que dejó Blas Parera se perdieron por mucho tiempo. Los acordes de nuestro himno pudieron ser reconstruidos gracias a la memoria de Esnaola, quien frecuentaba la tertulia de Mariquita Sánchez, la misma donde se escucharon los acordes del Himno en una de sus primeras ejecuciones.
Nuestro Himno actual, culmina con una última frase que ejemplifica con fuerza el sentido de quienes defendieron esta Nación argentina, de quienes no se arrodillaron ante el sable ajeno, de quienes no entregaron su cimiento patriótico ante el avasallamiento de quien llegara a este territorio con su poderío o fuerza superior: “O Juremos con gloria morir”.