Consultado acerca de cómo suceden este tipo de captaciones, el especialista aseguró «se coincide con situaciones de crisis de identidad emocional, personal, duelos, o momentos de transición asociados a la edad, en la adolescencia más que nada donde la identidad se fractura; allí se busca una ayuda y en el mejor de los casos puede encontrarse en profesionales o familiares, y en otros escenarios pueden aparecer este tipo de vínculos que pueden resultar destructivos».
«La mecánica de estos grupos ha cambiado sustancialmente, a día de hoy estamos hablando de multinacionales prácticamente, que proliferan con mayor visibilidad, sobrepasan los 10 o 15 miembros y funcionan al estilo de una secta», explicó.
Respecto al modus operandi Perlado describió «han cambiado las maneras de insertarse, ya no es tan habitual el proselitismo agresivo callejero, hoy en día es más bien el boca en boca, donde un allegado recomienda asistir a una conferencia o charla donde quizás puedan sentirse bien, a gusto, donde podes encontrarte con personas que atraviesan la misma situación y así nuestra percepción del peligro disminuye».
Respecto a las medidas preventivas que podemos tomar, el especialista enumeró tomar recaudos «cuando dicen que las actividades no se pueden comentar; cuando dicen que las enseñanzas no se pueden mostrar a personas externas a la organización; con actividades que se organicen en lugares apartados que estimulan la desconexión completa durante largos períodos de tiempo de canales de comunicación habituales; prestar atención en las actividades en las que se pueda estar sintiéndose mal, culpable, sin saber de donde le viene, sin poder reaccionar; y sin lugar a dudas en aquellas actividades en donde se le cruce por la cabeza «acaso esto no será una secta», porque probablemente pueda serlo».
Intervención y recuperación
Por otro lado, Perlado fue consultado sobre cómo intervenir ante personas que quedan atrapadas o adheridas a este tipo de círculos, explicó «existen distintas modalidades orientadas a poder promover la salida cuando la persona está todavía vinculada a estos grupos. En un principio se trabaja con los familiares y amigos para generar una red de contención que se pueda ir abriendo un camino progresivo a un diálogo posterior con el adepto. Luego cuando se sale de estas organizaciones se trabaja desde un abordaje psicoterápico en el acompañamiento y la reconstrucción posterior que será distinto en los adultos o en los niños que ya fueron educados en ese contexto».
Asimismo aseveró «en algún momento del proceso, quizá sea conveniente «morderse la lengua» y esperar a poder actuar».
Pero sin lugar a dudas enfatizó «no hay que entrar en un planteamiento cuestionador, ni siquiera de querer mostrarles lo que dice internet sobre el tema, sino que acercarse con interés, queriendo escuchar lo que la persona está descubriendo, y desde el interés y la comunicación abierta es que se podrá ir trabajando para armar un diálogo que le permita a la persona vincularse de otra manera».
Finalmente cuando se sospeche de que un allegado esté atravesando una situación con estas características, Perlado aconseja «acudir a la Justicia y dejarse acompañar por un letrado que curse la demanda legal, que deberá acompañarse de pericias que certifiquen el daño para que luego se haga la correspondiente denuncia policial y que siga su curso».
