Una exhibición aérea que se desarrollaba este fin de semana en la localidad santafesina de Villa Cañás, cuando una de las aeronaves estrellas que participaba del evento se precipitó a tierra. Se trata de un avión militar L-29 Dolphin en el que viajaban dos personas que murieron en el acto
La información del incidente fue confirmada por fuentes municipales, de bomberos y del aeroclub local que se encontraban consternados por lo ocurrido en la ciudad, que está situada a 180 kilómetros de Rosario y a 370 de la capital provincial.
“Se está trabajando en el lugar, efectivamente se estrelló un avión y se incendió. No sabemos si iba una o dos personas”, dijeron desde los bomberos locales y agregaron: “Cayó pasada las 16.30 en una zona descampada, a unos mil metros, aproximadamente, de una de las cabeceras de la pista”.
Ante la consulta de cómo habría ocurrido el accidente, explicaron: “Aparentemente, el avión hizo un vuelo rasante sobre la posta y cuando se retiraba, al hacer un giro, se clava de punta. Se calcula que pueden ser dos personas las que estaban a bordo del avión, que es una aeronave, tipo de guerra. Es un avión ruso con un piloto y un pasajero atrás”.
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El L-29 Dolphin era una de las principales atracciones del festival aéreo que promocionaban sus organizadores. Este modelo es un avión de entrenamiento militar diseñado en los años 60, en plena Guerra Fría. Fue el primero que se fabricó en Checoslovaquia que usó el Bloque del Este tras el Pacto de Varsovia.
Según las fuentes consultadas, se trata del Reactor de Entrenamiento Militar, que es propiedad de Alberto Pol y que frecuentaba el festival todos los años. Pol no sería una de las dos personas a bordo de la aeronave.
Las mismas fuentes confirmaron, pasadas las 18, que en avión había dos personas a bordo al momento del accidente, que ambos eran pilotos y murieron en el acto. Uno de los hombres era de Santa Fe y el otro de provincia de Buenos Aires.
Pasadas las 18.30, terminó el trabajo de los bomberos en la zona del siniestro y solo continúan allí los peritos y efectivos policiales. Fuente: La Nación