El domingo, la Policía Federal logró capturar a Luis Fernando Iribarren, conocido como el “carnicero de Giles”. El mismo fue apresado en la localidad de Villa Atamisqui, en Santiago del Estero.
Iribarren había estado prófugo durante más de diez días, tras escapar de la Unidad 26 Penal de Lisandro Olmos en La Plata, donde cumplía una condena a prisión perpetua por el asesinato de cinco miembros de su familia. El detenido fue encontrado mientras paseaba a su perro.
Se supo que había viajado desde Buenos Aires en un Peugeot 504. Durante su trayecto, fue avistado por una ruta en Santa Fe, lo que permitió a las Brigadas de la Policía Federal montar un operativo para su captura. El hecho de que el fugitivo estuviera circulando por la región reveló su movimiento y permitió a las autoridades coordinar los procedimientos para recapturarlo.
Fuga y cuestionamientos sobre beneficios penitenciarios
La fuga de Iribarren comenzó el 28 de agosto, cuando el condenado fue autorizado a salir de la Unidad 26 para asistir a un curso de estudios. Sin embargo, al finalizar el día, Iribarren no regresó a su celda, lo que generó una búsqueda exhaustiva por parte de las autoridades.
Su ausencia se convirtió en una preocupación urgente para la Policía bonaerense, que lo consideraba una amenaza significativa para la sociedad.
La situación generó varias preguntas sobre el manejo de su caso y los beneficios que recibió. Iribarren había gozado de salidas educativas sin custodia y con monitoreo de un geolocalizador, un aspecto que ahora está siendo revisado en detalle.
La decisión del Juzgado de Ejecución Penal N° 1 de Mercedes de permitirle estas salidas, a pesar de su historial criminal, generó inquietud y controversia.
Por qué se lo condenó
El hombre, oriundo de la ciudad bonaerense de San Andrés de Giles, mató a su tía, enferma de cáncer, en 1995, y tras haber confesado ese crimen, tras sostener que lo hizo «para aliviar su dolor», además dio detalles de otras atrocidades.
El “Carnicero” sumó información y declaró que nueve años antes de ese episodio, en 1986, había asesinado a toda su familia: su padre, Luis Iribarren (49 años); su madre, Marta Langgebein (42), y sus hermanos, Marcelo (15) y María Cecilia (9).
Iribarren esparció los restos de su familia en un campo que tenían en la localidad de Tuyutí, en las inmediaciones de San Andrés de Giles, aunque varios años después confesó esto último.
Durante su descargo sostuvo que los asesinó por «bronca» y que a las personas que le preguntaban por su familia les decía que se habían ido a Paraguay porque le debían plata a un prestamista.