El anuncio de la eliminación del Monotributo Social -régimen que actualmente contempla a más de 620.000 personas- tuvo su capítulo aparte en la Cámara de Diputados, cuando, junto a la Ley Bases, se dio media sanción a la Ley de Medidas Fiscales Paliativas y Relevantes. De hecho, cuando tocó el turno del capítulo 6, la oposición solicitó un cuarto intermedio para negociar cambios.
El gobierno ofreció postergar la eliminación del Monotributo Social hasta 90 días después de promulgada la ley, para que, en ese período, se trabaje en la creación de una categoría más baja que la A, que contemple a todo ese universo de trabajadores precarizados e informales que dejaría afuera la nueva normativa.
Por lo pronto, si el Senado avanza con el texto como llegó de la Cámara Baja, los titulares de este régimen tributario simplificado para los trabajadores de menores ingresos pasarían de $3.200 -que es lo que pagan hoy-, a $26.600 en la categoría más baja del monotributo general, según las subas propuestas en el proyecto.
Para que se entienda: El monotributo social es un régimen tributario simplificado para aquellos que trabajan por cuenta propia sin continuidad, haciendo changas o en cooperativas, y que tienen ingresos por debajo del haber previsional mínimo. A través de esta figura, logran un esquema mínimo de formalización, con aportes jubilatorios y cobertura médica. Deben facturar menos de $175.000 mensuales y tienen una exención del 100% en el componente impositivo y el aporte jubilatorio, y del 50% en el aporte a la obra social.
La contadora Noelia Villafañe es presidenta de Monotributistas Asociados República Argentina (MARA) y, en diálogo con el diario El Argentino, aseguró que “la Ley de Medidas Fiscales Paliativas y Relevantes en su capítulo sexto perjudica al 93% de los monotributistas que actualmente se encuentran en el régimen simplificado para pequeños contribuyentes”.
“Porque ese 93%, es decir, los monotributistas sociales, promovidos, categoría A hasta categoría F inclusive, todos van a pagar una mayor cuota de la que les corresponde, pese a que muchos bajen de categoría”, indicó. Y ejemplificó: “un monotributista que hoy está en la categoría B, que factura hasta 3 millones anuales, va a bajar a la categoría A, pero va a pagar el doble de cuota de lo que hoy estaba pagando”.
“Además, los más damnificados son los monotributistas sociales y los monotributistas categoría A, que se les termina aumentando su cuota. Sin embargo, a contraposición de esto, los de la categoría G, H, I, J, K, que son los de mayores ingresos dentro del régimen simplificado, bajan de categoría y, además, tienen una reducción en su cuota, que incluso llega al 50%. Es decir, ellos se benefician por este proyecto de ley”, cuestionó Villafañe.
Por otro lado, la presidenta de MARA dijo que si bien “hay quienes celebran que este proyecto les va a permitir facturar más, hoy también puedes facturar más, o sea, si sos categoría A, nada te impide que seas categoría B, C, D. No es que este proyecto de ley a los de las categorías más bajas los termina beneficiando porque incrementa su tope de facturación, sí beneficia los de las categorías más altas, y sobre todo aquellos que estaban con miedo de pasar al Régimen General, que representan menos del 1%”.
“A nivel económico, se perjudica al 93% de los monotributistas y se beneficia al 7%”, sentenció Villafañe. Aunque dijo, por otro lado, que “todos los monotributistas terminan perjudicados, porque los topes de alquiler quedaron desfasados producto de los nuevos topes de facturación”.
Así lo explicó: “Hubo un proyecto de ley que se ingresó en marzo del 2024, que tenía topes de facturación mucho más chatos. De hecho, en ese proyecto se afectaba al 99,9% de los monotributistas. Y esos topes más chatos estaban acompañados a un tope de alquileres. Nosotros, desde Monotributistas Asociados República Argentina, cuando vimos que terminaba perjudicando el 99,9% de los monotributistas, fuimos a Casa Rosada y explicamos cuál era la problemática. Había que ampliar los topes de facturación porque si no siempre iban a quedar desfasados y se iban a afectar a las categorías más bajas. Pero no nos dimos cuenta de decirles que si amplían los topes de facturación deberían aumentar también los topes de alquiler. Bueno, no nos dimos cuenta porque pensamos que era algo que se caía de maduro, ¿no?”.
Ahora, “lo que hicieron fue aumentar los topes de facturación, pero no los topes de alquiler, el problema que va a haber es que muchos monotributistas que alquilan un local comercial es probable que suban de categoría, pero no por tener un nivel mayor de facturación, sino porque los topes de alquiler quedaron desfasados”.
Fuente: El Argentino