A medida que las festividades se acercan, el uso de pirotecnia se intensifica, generando no solo un espectáculo visual, sino también un profundo sufrimiento en aquellos que no pueden disfrutarlo. La explosión de luces y sonidos, que para muchos representa alegría, se convierte en una fuente de estrés y miedo para animales domésticos y personas con autismo.
Los animales, con su agudo sentido del oído, son particularmente vulnerables a los estruendos de los fuegos artificiales. Muchos perros y gatos experimentan ansiedad severa, lo que puede llevar a comportamientos destructivos o incluso a escapar de casa en un intento desesperado por huir del ruido. Esta situación es un reflejo de la falta de empatía hacia seres que dependen de nosotros para su bienestar.
Por otro lado, las personas con autismo también enfrentan desafíos significativos durante estas celebraciones. El ruido ensordecedor y las luces brillantes pueden resultar abrumadores, provocando crisis de ansiedad y desorientación. La falta de consideración por parte de quienes eligen usar pirotecnia es una clara muestra de cómo la búsqueda de diversión puede eclipsar las necesidades de los más vulnerables.
Es crucial que la sociedad tome conciencia de estos efectos y considere alternativas más seguras y respetuosas para celebrar. Eventos que prioricen la inclusión y el bienestar de todos, sin causar daño a seres sintientes, son posibles y necesarios.
A medida que avanzamos hacia un futuro más consciente, es fundamental recordar que nuestra felicidad no debe basarse en el sufrimiento de otros. La empatía y el respeto deben guiar nuestras acciones, asegurando que todos, tanto humanos como animales, puedan disfrutar de las festividades en un ambiente seguro y pacífico.
