Aeropuerto Ministro Pistarini, Ezeiza, 9.32, 13 minutos antes de la hora prevista, llegó al país el vuelo 997 de American Airlines, proveniente de Dallas. Se trataría de un aterrizaje más si no fuese por un dato sobresaliente: en su bodega se habrían trasladado los US$301 millones que salieron de la dependencia que la Reserva Federal norteamericana tiene en esa ciudad del estado de Texas.
Alrededor de las 11.40 de la mañana, tres camiones de caudales que habían abandonado Ezeiza estaban entrando al subsuelo del Banco Central, ubicado en la calle Reconquista. La entidad monetaria tiene previsto incorporar hoy en sus registros contables ese millonario monto en efectivo. Se utilizará a partir del lunes próximo para blindar al sistema bancario ante posibles cimbronazos que pueda sufrir tras el resultado electoral del domingo.
La logística que se vio hoy en la terminal aérea de Ezeiza, expresada en términos esquemáticos, fue la siguiente. Poco después del aterrizaje del vuelo 997, se bajaron grandes cajas plateadas del avión. Fueron escoltadas por dos camionetas, una blanca y otra negra, hasta el hangar. Más tarde, salieron del aeropuerto los camiones que transportan caudales con destino al Banco Central.
La planificación del organismo monetario contemplaba desde hacía tiempo el ingreso del dinero. Según los documentos internos que vio LA NACION, a fines de la semana pasada el Banco Central tenía previsto recibir recursos de la Reserva Federal. De esa manera, la tenencia de billetes físicos en el Tesoro de la calle Reconquista pasaría de US$472 millones a US$773 millones.
En la práctica, es como si el Banco Central argentino hubiese retirado dinero por caja: extrae de su cuenta en EE.UU. los billetes que necesita traer a la Argentina.
Se trata de una conducta habitual de la entidad monetaria. Frente a situaciones que pueden representar más estrés para el sector bancario, aumenta la disponibilidad de billetes en caso de que alguien quiera retirarlos. Con el refuerzo proveniente del Norte, el BCRA está en mejor posición de atender el pedido de los bancos minoristas.
El blindaje del sistema bancario reedita el plan que implementaron Hernán Lacunza (ministro de Economía) y Guido Sandleris (BCRA) durante el final de la gestión de Mauricio Macri. Llenaron la City porteña de camiones de caudales y extendieron el horario de los bancos días después de las elecciones en las que Alberto Fernández venció al expresidente Mauricio Macri, de manera de sobreactuar abundancia de divisas.
En la práctica, los bancos vienen trabajando para el día después de la elección desde hace tiempo. Se calcula que en sus tesoros hay no menos de US$3000 millones.
Siempre según documentos internos del Banco Central, está previsto que a fines de la semana próxima llegue un nuevo vuelo de Dallas con otros US$301 millones para suministrarles dólares a los bancos en caso de que resulte necesario.
La información reservada que vio LA NACION muestra, entonces, que el Gobierno apurará la llegada de dólares para estar preparado en caso de que los bancos aumenten los pedidos. Es un antídoto para frenar corridas bancarias. El último avión con dólares que había llegado al país data del 13 de julio pasado.
El dispositivo para enfrentar dificultades fue convalidado por Sergio Massa, habilitado por Miguel Pesce (presidente del BCRA) y pedido por Fabián Sgarbi, subgerente general de Operaciones del Banco Central. Este último, que responde directamente a Pesce -lo trajo de su paso por el Banco de Tierra del Fuego- se ha mostrado en el último tiempo mucho más colaborativo con Lisandro Cleri, uno de los hombres más destacados del equipo de Massa y su gestor en el Banco Central.
La Argentina suele importar dólares provenientes de Dallas. También es frecuente la contratación de American Airlines y de la empresa de transporte de caudales Brinks, la única que puede entrar a dependencias de la FED. En este caso, los camiones que vio LA NACION llevan la marca Loomis. Es probable que se haya tratado de una subcontratación.
La elección de la línea aérea tiene en el reverso una curiosidad. American Airlines tiene su propio servicio de rampa en la terminal aérea por una ventaja que aprovechó en 1994. Eso le permite esquivar eventuales paros de los trabajadores de Intercargo, la empresa pública que presta ese servicio, que pudieran demorar el desembarco de los billetes. Fuente: La Nación