Uno de los temas que se coló en la charla -que duró más de dos horas- entre el mandatario Alberto Fernández y el presidente electo Javier Milei tuvo que ver con la ceremonia de traspaso de mando. El libertario quiere una puesta más «abierta», y «de cara a la gente».
«Lo estamos evaluando», reconoció un asesor importante del círculo de Milei. «Es una idea», apuntó otro.
Sin embargo, saben que no es fácil. En primer lugar, porque se requiere el consentimiento de ambas partes. «Generalmente lo organiza el presidente saliente», señalan.
De hecho, la vicepresidenta Cristina Kirchner es quien debe conducir la Asamblea Legislativa del 10 de diciembre en la que Milei debe jurar.
La historia ya tiene un antecedente cercano de lo que ocurre cuando no hay acuerdo. En 2015 la entonces presidenta se enredó en discusiones y no le entregó el bastón de mando a su sucesor, Mauricio Macri.
La tensión fue porque Macri quería hacer la ceremonia en la Casa Rosada en vez de en el Congreso. Finalmente, fue el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, que fue presidente por doce horas, quien le dio el bastón.
En esta ocasión todavía no surgieron entredichos. Kirchner canceló el viaje que tenía previsto a Italia y se quedó en el país para trabajar en lo que viene: este miércoles recibirá en el Senado a la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel.
Por otro lado la cuestión de seguridad es otro tema importante. Más allá de los dirigentes locales, para la asunción llegarán mandatarios y figuras de distintas partes del mundo.
La futura canciller, Diana Mondino, ya se comunicó con varios presidentes que asegura que confirmaron su presencia aunque no anunció cuáles.
Lo cierto, también, es que aunque no existe un procedimiento claro estipulado por la Constitución, la tradición marcó un modelo que es el que se fue repitiendo.
«Muchas cosas van a dejar de ser como eran, hay que acostumbrarse», asegura un hombre de confianza de Milei.
El procedimiento señala que después de prestar juramento en el Congreso de la Nación frente a la Asamblea Legislativa, conforme al artículo 93 de la Constitución, el presidente electo debe recibir de manos del mandatario saliente los elementos e insignias formales y simbólicas correspondientes a la más alta magistratura. Es decir, la banda y el bastón.
Pero hasta el gobierno de Néstor Kirchner. Se juraba en el Congreso y después se entregaba la banda y el bastón en la Casa Rosada. Kirchner para simplificar hizo las dos cosas en el mismo lugar, y salvo en el caso de Macri se siguió haciendo así. Fuente: Clarín