Por Ángel Mazzarello
No es importante si en esta circunstancia es tal o cual partido político, lo trascendente es la falta de respeto a los valores que debe mostrar una sociedad que es heredera de tantas glorias. Aquí en nuestra ciudad se ha escrito, con trazo grueso y fino, una parte muy importante, de la Historia Argentina mal que le pese a la Historia Oficial. Dentro de esa Historia, en 1849 se funda el primer Colegio Laico de la República, con un Internado con becas que en un momento se suspenden, lo que origina en 1877 la fundación de “La Fraternidad”, que aloja a sus primeros internos en una casa hoy desaparecida en la esquina Sur-Oeste de 9 de Julio y Tibiletti. Más adelante se construye el viejo edificio fraternal que en la segunda década del siglo XX se reforma y amplía con el que hoy conocemos. Por esa nobilísima institución pasaron jóvenes que, siendo adultos, fueron destacados hombres públicos argentinos. Ellos en sus horas de descanso acostumbraban a cargar con sus mates, yerba y pavas y “rumbear” hacia “La Salamanca” a pasar la tarde de esparcimiento. En ese recorrido por la calle Erausquin pasaban debajo de la vía del tren franqueando la Alcantarilla existente. Más de uno se detuvo y a punta de cortaplumas grabó su nombre o sus iniciales en el ladrillo de los muros de la Alcantarilla. Con el tiempo muchos de los dueños de esos nombres se convirtieron en destacados literatos, políticos o profesionales. Entonces fue cuando los uruguayenses comenzamos a llamar a ese humilde paso de las vías del tren como la “Alcantarilla de los Ilustres”. Hoy, quienes desconocen estos valores intelectuales e históricos y creen que eso es el muro de un circo, han mancillado su Historia. Ningún muro debe ser pintado, ninguno. Es el mínimo respeto que una persona debe tener por la propiedad ajena e incluso por la propia, porque de no ser así la ciudad se transforma en una visión carnavalesca. Pero pintar este muro como ha sido pintado en 2015 el pedestal del Monumento a San Martín, no tiene perdón, es una falta de respeto. Quienes pintaron esta Alcantarilla Histórica deberían restaurarla a su forma y aspecto original sin dañar las inscripciones que ella atesora, donde hay nombres de poetas, literatos, profesionales, pero quiero destacar a dos: Juan Hortensio Quijano, estanciero y abogado correntino, radical alvearista, vicepresidente en el primer mandato de Juan Perón y a Francisco Barroetaveña, entrerriano de Gualeguay, que se hizo famoso por su artículo publicado en el diario La Nación el día 20 de agosto de 1889, titulado «¡Tu quoque juventud! En tropel al éxito», (“¡Tu también juventud!. En tropel al éxito”) que sacudió a la opinión pública y a la juventud en particular, donde condenaba la ausencia de principios morales y el sustento de ciertos jóvenes que apoyaban al entonces presidente Miguel Juárez Celman, artículo que fue el germen de la creación por Barroetaveña de la Unión Cívica de la Juventud, luego la Unión Cívica y finalmente la Unión Cívica Radical. ¿Tiene o no valor histórico esta humilde Alcantarilla?
NOTA: En el año 2016 se aprobó una ordenanza por la cual se restaurará esta Alcantarilla y se la declaró Lugar Histórico Municipal. Sin duda es un paso adelante y esperemos que se concrete a la brevedad. Año 2024: la Alcantarilla sigue sin restaurar.