“Sí o sí las universidades argentinas inscribimos con DNI argentino”. Victor Moriñigo, titular del Consejo Interuniversitario Nacional, salió a aclarar la situación de los estudiantes extranjeros. En la misma dirección apuntó Guillermo Durán, decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA: “me parece una bomba de humo, un absurdo total” agregando que «no hay alumnos en condición de no residentes. Cualquier estudiante que venga tiene que sacar su residencia”
En una nueva puesta en escena, el showmanpaleolibertario y su claque, apelando a fake news y discursos de odio suman un nuevo entuerto desinformativo, replicado por la cofradía violenta de trollsy “comunicadores” del staff gubernamental. Esta vez sobre los “estudiantes extranjeros”, echando mano al “tienen que pagar por estudiar en nuestras universidades”, dejando al descubierto la matriz xenófoba – o de aporofobia – que anida en muchas/os, que canalizan en “los extranjeros” sus frustraciones, odios y miserias cotidianas.
“Inundar la zona de mierda”, esto es “abrumar a la prensa y al público con tanta información falsa y desinformación que distinguir la verdad de las mentiras resulta demasiado difícil, si no imposible”, tal como prescribe “Steve” Bannon, receta que a los seguidores del primer mandatario le cae como anillo al dedo. Brutos con iniciativa, aplauden y celebran cualquier anuncio por falso o mendaz que este sea.
Resulta difícil en tiempos de tanta crueldad organizada intentar debatir, intercambiar opiniones y argumentar razones para sostener ideas. Escapa claro, a la lógica de desprecio y enfrentamiento que proclaman quienes adhieren a la prédica violenta y falaz que baja desde la casa rosada.
La ley de migraciones – Nº 25871 – que se ocupa de “las personas extranjeras que quieren ingresar, residir o establecerse en nuestro país”, explica las cuatro “categorías de residencia que existen en la actualidad:la precaria, que es por 90 días; la transitoria, que es por un año; la temporaria, que es por tres años y la permanente, que no tiene vencimiento”. En el caso de los “Estudiantes que llegaron para cursar estudios secundarios, terciarios, universitarios o especializados” la autorización es por “2 años, renovables, y con entradas y salidas múltiples”.
Argentina cuenta con 132 instituciones de carácter universitario. 66 pública, 63 privadas, una extranjera y 20 institutos universitarios, donde se pueden estudiar unas 2600 carreras de pre grado, 5679 de grado y 3871 post grados. 2.162.947 estudian en Universidades públicas y 551.300 en las privadas.
De acuerdo al informe “Síntesis de Información Estadísticas Universitarias 2022 -2023” publicado por elDepartamento de Información Universitaria de la Secretaría de Educación, hay 122.769 estudiantes extranjeros en las universidades argentinas. 30.506 lo hacen en universidades privadas y 92.263 en las públicas. De ellos 104.998 cursan estudios de pregrado o grado, y 17.771 de posgrado.
Para mejor comprensión de lo que pueda significar el “cobrar a los extranjeros” por estudiar en el país. 17.771cursan estudios de post grado que son pagos. 25.164 lo hacen en instituciones privadas que también son pagas. Quedan 79.834 – 2,9 % del total del sistema universitario – que lo hacen en las Universidades públicas sin “pagar” como replican lenguaraces muchos / as que desconocen nuestra propia Constitución Nacional.
Nuestra carta magna garantiza “los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal….” según se puede leer en el artículo 75, inciso 19. Tal vez si en vez de declamar por la Constitución, la república y coso se tomaran el trabajo de leer nuestra ley suprema no quedarían pataleando en el aire.
Si se cobrara – contrariando lo establecido en nuestra Constitución – la Universidad a los extranjeros –79.834 – que estudian en la “pública” y que “pagan” vivienda, alimentación, transporte y lo que consumen cotidianamente representaría una cifra menor. Imaginemos una matrícula de 100 dólares al mes, 1200 dólares al año. Sumaría a cambio oficial poco más de un millón doscientos mil pesos cada 12 meses, casi 100 millones de pesos anuales, que equivale a lo presupuestado en 2024por la Ciudad de Buenos Aires para “regeneración y mantenimiento de espacios verdes y arbolado”.
Quizás si la cuestión fuera solo de números y no ideológica, podríamos pensar en rápidas maneras de obtener, por otra vía, esa cifra que “pagarían los universitarios extranjeros” sin tanto anuncio ni pompa mediática. Veamos un simple ejemplo de quienes se quedan “con la nuestra” en este capitalismo hodd robinque vivimos en la Argentina.
Mercado Libre, la plataforma de comercio electrónico creada por Marcos Galperín, lleva 17 años recibiendo exenciones impositivas. En 2007, aplicó los beneficios de la Ley de Promoción del Software, que le reduce el pago de hasta un 70% en las contribuciones patronales y del 60% del impuesto a las Ganancias. Nunca está de más recordar que el “hombre más rico de la Argentina” según la revista Forbes, hace años se radicó en Uruguay por cuestiones impositivas.
El informe del tercer trimestre del 2023, que la empresa presenta puntualmente ante la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU –porque desde 2007 cotiza en Wall Street– lo describe con detalle. Además, tiene otros “descuentos” no mencionados en esas líneas, como beneficios en Ingresos Brutos en Capital Federal y otras jurisdicciones.
De acuerdo a lo declarado por la propia empresa, en los primeros nueve meses de 2023, recibió beneficios impositivos por USD 35 millones y USD 49 millones en concepto de “seguridad social” – aportes patronales -. Un total de USD 84 millones, poco más de nueve millones de la moneda estadounidense mensuales de beneficios para la plataforma de Galperín.
Si todo fuera solo números y no ideología, los casi 112millones de dólares que beneficia en impuestos el Estado argentino a Mercado Libre podrían salvar “el bache impositivo” que dejan en las arcas estatales el “no cobrar a los universitarios extranjeros no residentes”.
Es que el verdadero problema de los libertarios no es la economía ni los números de la “macro” como repiten cual pericos. Seguramente el país que ellos añoran y desean esel anterior a la Ley Saénz Peña, el de la elite oligárquica sostenida por medio del voto cantado y el fraude.
Quieren volver a aquel país donde la Universidad también era para pocos, muy pocos. La Argentina del “Centenario” donde había cinco casas de altos estudios y solo el 0, 015 de la población – unos 12 mil estudiantes – podían acceder a sus aulas, esto es un universitario cada 700 argentinos. Números que contrastan con las más de 130 universidades y 2.730.754 estudiantes de 2022, un universitario cada 17habitantes; 40 veces más que hace un siglo.
Ahí el verdadero debate, el de una Argentina para pocoscon la que sueñan Milei y los suyos. En tanto buscan,explica Alejandro Grimson, “crear una realidad paralela… que la mayoría habite mentalmente una “realidad” que sea inmune a los datos, a los argumentos y a los hechos”.
Mientras los brutos con iniciativa, entre anuncios, fakenews y posteos en redes, siguen gastando sus palmas aplaudiendo los dislates del showman paleolibertario.